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La caricatura colombiana: el humor como una realidad trágica


Alfredo Greñas (1857-1949) Escudo de la Regeneración, El Zancudo, nº 2, Bogotá, julio 20 de 1890. Biblioteca Luis Ángel Arango.

 

Resumen


Dentro del contexto de las artes gráficas, uno de los principales valores a reconocer, es la consistencia y composición de la belleza como un factor estructurador de la sociedad, que de una u otra manera se impone dentro de la mentalidad popular. Al mismo tiempo, lo políticamente correcto se presenta como un modelo ejemplarizante, en el que se evidencia una fuerte influencia heredada del pensamiento conservador. De esta forma, y teniendo como aspectos principales las características que han sido mencionadas, este artículo buscara dar un panorama de la caricatura colombiana como elemento del lenguaje crítico y la sátira sobre los problemas y acontecimientos políticos y sociales de la historia del país.


El humor político en el contexto de la caricatura


Lo políticamente correcto se expresa dentro de las sociedades como un factor de rechazo e Invisibilización de lo no cotidiano, de lo tabú, de lo que por herencia religiosa o cultural es inaceptable, pero que sin embargo, y pese al constante cambio de las sociedades actuales, se va estableciendo con el tiempo. Las continuas evoluciones a nivel social del siglo XIX, como consecuencia de la revolución industrial y sus múltiples inventos, integró en las ciudades elementos que constituirían cambios, al igual que la aceptación de prácticas antes vistas como profanas o impúdicas. Las consecuencias del rechazo hacia algunas formas de expresión en una sociedad, traen consigo cualquier tipo de debates y manifestaciones que giran alrededor de los derechos de individuos o grupos particulares. Actualmente, muchas de estas formas de expresión, a pesar de ser objeto de críticas y agresiones, se han establecido en la sociedad casi heroicamente, demostrando de una u otra forma que la libertad de expresión, es una manifestación tanto de la crítica, como del humor popular y en muchos casos de quienes no tienen voz, siendo la caricatura, uno de los referentes de este aspecto.


A pesar de que las primeras expresiones de la caricatura se remontan a la antigüedad, (teniendo como consideración los fundamentos actuales de este género) su establecimiento y difusión, se remontan al siglo XVII en Europa como una representación critica del entorno político y social, especialmente, en países como Francia, Italia y España, donde se presentaban cambios radicales en los modelos políticos y sociales. Simultáneamente, un brote de oposición y censura hacia éste género se reveló a partir de castigos, detracciones y la obstrucción de la libertad de expresión por parte de diversos sectores. Lo cómico, satírico o burlesco, se expresa como una de las principales características de la caricatura, reafirmando y exponiendo los aspectos más recónditos y tabúes de personajes y sociedades que por sus acciones, se exponen a ser objeto de críticas, que de una u otra manera y a partir del humor, imponen cuestionamientos sobre realidades invisibilizadas por algunos sectores.


“El chiste puede atacar a aquellas instituciones, personas representativas de las mismas, preceptos morales o religiosos e ideas que por gozar de una elevada consideración necesitan estar cubiertas de una fachada para poder arremeternos contra ellas sin ningún problema.”1


La transmutación de la tragedia a la comedia.


El caso de la caricatura colombiana, se remonta al periodo independentista, teniendo como objeto de burla y crítica, las ambigüedades, contrariedades y disparidades entre los partidarios de Santander y Bolívar. Como uno de los principales aspectos de la historia y de la caricatura colombiana, el referente más ilustrativo es el de la violencia y las desigualdades sociales, que con la consolidación de la República se convierte en un referente de la crítica social, aún en la actualidad. La extenuante búsqueda y análisis sobre la caricatura colombiana iniciada por la artista bumanguesa Beatriz González, da cuenta del trasfondo de

la crítica y el desarrollo social y político de la historia nacional, no como una herramienta veraz de los sucesos, sino como una aproximación hacia un periodo.


  • J.M. Espinosa. La caída de Melo. Fin de la dictadura de los generales aliados a los artesanos. Acuarela, 1854

Desde las caricaturas de José María Espinosa (considerado el primer caricaturista colombiano) pasando por las obras de los múltiples caricaturistas que lograron imprimir un sentido de entendimiento del entorno social y político a partir de sus publicaciones en revistas, hasta los caricaturistas actuales, la caricatura se muestra como emisor de mensajes sobre lo que no debe ser público, al mismo tiempo que imprime en la mentalidad de la sociedad, una metamorfosis sobre los sucesos, equilibrándose sobre un hilo entre lo trágico y lo cómico. Siendo un país netamente arraigado a las tradiciones, la caricatura en Colombia se ha apegado al criterio de establecerse a partir de lo popular , teniendo como enfoque la crítica a instituciones gubernamentales y religiosas que de una u otra manera han tratado de reprochar y demonizar este tipo de expresiones. Como todo arte, el poder de la caricatura recae en la reproducción de un mensaje, teniendo como emisor la imagen y como figurador la crítica y el humor, que bien podrían expresarse como la cruz que carga la caricatura en posición a la censura.


La caricatura y la censura


Al momento en que la caricatura se vuelve crítica, se convierte en una amenaza para aquellos sectores y personajes que de alguna forma, han modelado sobre la pasarela del error, la corrupción u otros actos que reafirman la estupidez y deshonestidad del ser humano. La necesidad de crear una alegoría a la crítica, se impone como oposición a todo pensamiento censurable, que pone de manifiesto la imperfección humana y hace más vigente la pasión por silenciar, a tal punto de desaparecer en un contexto, realidades y comportamientos necesarios en las sociedades.


“(…) el remedio es peor que la enfermedad. La institución de la censura otorga poder a personas con una mentalidad fiscalizadora y burocrática que es perjudicial para la vida cultural, e incluso la espiritual, de la comunidad.” 2


Es de esta forma como la censura se posiciona frente a un fenómeno que busca popularizar los cuestionamientos de su entorno, llegando hasta a desaparecer por completo, manifestaciones que atenten contra lo que no es normal. Teniendo como referente, varios intentos de censura desde la desaparición del periódico El Zancudo y otros periódicos de la época, pasando por la dictadura de Rojas Pinilla y algunos gobiernos represivos, hasta el fallo de la corte constitucional a mediados de la década del 2000 sobre los alcances de la caricatura y el fotomontaje, la persecución política y en contraste con la realidad del país, ha reflejado el terror de la censura, no solo como un método de Invisibilización, sino al mismo tiempo de desaparición y homicidio, tanto de las ideas como de los individuos. "Linares. Jaime Garzón, la gracia de un irreverente El Tiempo, revista Elenco, n 715,Bogotá, julio 29 de 1993 Colección particular, Bogotá"


El humor como emisor de la realidad colombiana


Las diversas mutaciones que tiene el humor han generado nuevas manifestaciones de la burla hacia los errores humanos y sus consecuencias. Si bien la caricatura requiere del reconocimiento del contexto al que se hace referencia, la normalización de un sentimiento como es la risa caracterizada en un fenómeno como la caricatura, transgrede los dominios de la razón, haciendo de la risa una expresión espontanea que manifiesta en el inconsciente humano, un sentido objetivo. Al mismo tiempo, la contextualización de un tema o aspecto expresado en un recuadro, compuesto por frases e ideas cortas y acompañado de imágenes con poca estética, (dentro del sentido de belleza y perfección) recrean la simplicidad del humor y la elaboración de un sentimiento de libertad, a partir del desprendimiento de lo habitual y del apego hacia lo oculto y desconocido. El desapego hacia lo heredado y la apertura a nuevas visiones de mundo con un sentido objetivo, son algunos de los objetos cotidianos de la caricatura, mostrando de esta forma, muchas de las necesidades sociales, el arraigo de lo cultural y los infortunios políticos, bajo un lente de realidad, humor, crítica y voz.


“La ciudad se mira desde el espejo de la caricatura y encuentra allí su evolución sus personajes, sus tipos, sus vicios y virtudes apenas exagerados. La caricatura, manifestación humorística del pensamiento social, logra sintetizar en pocas líneas el espíritu crítico de una época, aun sus características más frívolas, dejando un registro de hechos y costumbres que documentan la historia de lo cotidiano y de lo trascendente.” 3


A modo de conclusión


El paralelo entre lo correcto y lo normal, se presenta como un enfrentamiento que si bien regula los comportamientos de una sociedad, están sometidos a constantes cambios, en los que la sociedad misma se presenta como juez de estos fenómenos. El hecho de juzgar, castigar o censurar, legitima o regula fenómenos que para un sector son permisibles, mientras que para otros se presentan como actos injustificables e impúdicos. Es en este sentido donde se presenta la duda de ¿Qué es lo moralmente correcto, en una sociedad donde diferentes actores tienen puntos de vista y opiniones diferentes?


El lenguaje de la caricatura nos posiciona en un plano en el que hasta lo moral y políticamente correcto, se considera objeto de burla y debate. Sin embargo, aunque la caricatura ayuda al espectador a entender temáticas que hacen parte de su cotidianidad, su comprensión y sentido se encuentran inmersos bajo cierto control mediático y de algunos sectores que utilizan el lenguaje técnico e incomprensible como un distractor. La importancia de la caricatura, recae en el efecto de ser restructurador de la sociedad, que se adecua a los constantes cambios, pero que así mismo, los configura como objeto de debate, critica y oposición, expresándose como una de las mayores muestras de libertad, y mostrando como objeto de burla, cualquier aspecto de la sociedad. Al ser expuesto a los diversos cambios culturales y políticos, la caricatura se muestra como una expresión revolucionaria de lo desconocido y mitificado, y toma forma en el entendimiento y consistencia de las ideas planteadas por sus autores. El silencio se expresa como señal de olvido, imposibilitando el reflejo de los errores del pasado en posición con las realidades del presente.

 

Citas


3FREUD, Sigmund. El chiste y su relación con el inconsciente. Alianza editorial, Año 2000. Pág. 107.

4COETZEE, John Maxwell. Contra la Censura: ensayos sobre la pasión por silenciar. 2007.

5Banco de la República. Bogotá en caricatura. Biblioteca Luis Ángel Arango. Bogotá, Año 1988. Pág., 21.

 

Bibliografía:


* FREUD, Sigmund. El chiste y su relación con el inconsciente. Alianza editorial, Año 2000.

* COETZEE, John Maxwell. Contra la Censura: ensayos sobre la pasión por silenciar. 2007.

* Banco de la República. Bogotá en caricatura. Biblioteca Luis Ángel Arango. Bogotá, Año 1988.

* ARCINIEGAS, German. El Zancudo: la caricatura política en Colombia (Siglo XIX). Editorial Arco, Bogotá. Año, 1975.

* Curaduría de Beatriz Gonzales Aranda. La caricatura a partir de la Independencia. Año 2010.

 


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